Lecturas sobre filosofía y reencarnación
En 1901, a la edad de 24 años, Edgar Cayce dio la primera lectura sobre sí mismo, diagnosticando su salud. Pero no sería sino hasta 1923 en que el tema de la reencarnación fuera explorado en una lectura dada a un impresor de Ohio. Extrañamente, el concepto había sido mencionado en una lectura anterior, de 1911, pero nadie de los que rodeaban a Cayce en ese momento se dio cuenta de la referencia. A la larga, el tema fue referido en detalle en aproximadamente 2 mil lecturas, llamadas "Lecturas de Vida".
Las lecturas de Cayce no incluyeron el concepto de transmigración, una teoría relacionada que indica que es posible que los humanos reencarnen en animales. Desde su punto de vista, las almas sólo pueden ocupar cuerpos humanos en sus varias reencarnaciones.
En esencia, el enfoque de Cayce en relación a la reencarnación proporciona un punto de vista filosófico sobre las maneras prácticas de tratar con la vida actual: vivir, crecer y estar al servicio de los demás.
Desde su perspectiva, el pasado proporcionaba meramente un conjunto de potenciales y probabilidades. Las decisiones, acciones y la voluntad de los individuos en el presente determinan la experiencia acumulada durante esta vivencia.
Cayce, sin embargo, estaba familiarizado con aspectos menos positivos de esta filosofía. Decía que algunos acercamientos creaban un malentendido en relación al propósito real detrás de la reencarnación. En su entendimiento, los individuos participan activamente en el viaje de la vida y no son meramente observadores. Sin embargo, aun hoy en día, la teoría de la reencarnación se mal interpreta como un viaje fatalista a través de nuestras experiencias y relaciones que nos pertenecen debido a nuestro karma. En este acercamiento, las decisiones que hicimos en el pasado afectan a nuestro futuro y la vida es simplemente un proceso de pasar a través de estas mociones. Este, definitivamente, no es el enfoque de Cayce sobre el karma.
El karma puede ser definido simplemente como una memoria. Es la información que el subconsciente puede utilizar en el presente.
Desde el punto de vista de Cayce, la vida subsecuente, al morir un individuo, no es inmediata, ya que el alma tiene la oportunidad de almacenar los conocimientos adquiridos. Después, tiene la oportunidad de decidir que lecciones debe aprender en la vida siguiente para ser más completa. El alma puede decidir nacer de nuevo, generalmente entre la gente que ha conocido anteriormente, como hombre o mujer. Las opciones pueden ser las que consigan mejor el propósito específico para un tiempo de vida en particular. El objetivo es expresar amor de manera total en todos los retos que la vida física presenta.
En términos prácticos, no siempre entendemos por qué ciertas cosas no suceden y, de hecho, el "por qué" no es realmente importante, sino como respondemos ante tales hechos.
En una de sus lecturas, Cayce declaró:
"En los estudios, entonces, sabe hacia dónde vas... para encontrar que al vivir, morir y ser enterrado bajo el cerezo que se encuentra en el jardín de la abuela no te hará uno con un mejor vecino, un mejor ciudadano, madre o padre. Pero saber que hablaste sin piedad y sufriste por ello y que en el presente lo puedes corregir, eso si vale la pena". (5753-2).
Las lecturas de Cayce no incluyeron el concepto de transmigración, una teoría relacionada que indica que es posible que los humanos reencarnen en animales. Desde su punto de vista, las almas sólo pueden ocupar cuerpos humanos en sus varias reencarnaciones.
En esencia, el enfoque de Cayce en relación a la reencarnación proporciona un punto de vista filosófico sobre las maneras prácticas de tratar con la vida actual: vivir, crecer y estar al servicio de los demás.
Desde su perspectiva, el pasado proporcionaba meramente un conjunto de potenciales y probabilidades. Las decisiones, acciones y la voluntad de los individuos en el presente determinan la experiencia acumulada durante esta vivencia.
Cayce, sin embargo, estaba familiarizado con aspectos menos positivos de esta filosofía. Decía que algunos acercamientos creaban un malentendido en relación al propósito real detrás de la reencarnación. En su entendimiento, los individuos participan activamente en el viaje de la vida y no son meramente observadores. Sin embargo, aun hoy en día, la teoría de la reencarnación se mal interpreta como un viaje fatalista a través de nuestras experiencias y relaciones que nos pertenecen debido a nuestro karma. En este acercamiento, las decisiones que hicimos en el pasado afectan a nuestro futuro y la vida es simplemente un proceso de pasar a través de estas mociones. Este, definitivamente, no es el enfoque de Cayce sobre el karma.
El karma puede ser definido simplemente como una memoria. Es la información que el subconsciente puede utilizar en el presente.
Desde el punto de vista de Cayce, la vida subsecuente, al morir un individuo, no es inmediata, ya que el alma tiene la oportunidad de almacenar los conocimientos adquiridos. Después, tiene la oportunidad de decidir que lecciones debe aprender en la vida siguiente para ser más completa. El alma puede decidir nacer de nuevo, generalmente entre la gente que ha conocido anteriormente, como hombre o mujer. Las opciones pueden ser las que consigan mejor el propósito específico para un tiempo de vida en particular. El objetivo es expresar amor de manera total en todos los retos que la vida física presenta.
En términos prácticos, no siempre entendemos por qué ciertas cosas no suceden y, de hecho, el "por qué" no es realmente importante, sino como respondemos ante tales hechos.
En una de sus lecturas, Cayce declaró:
"En los estudios, entonces, sabe hacia dónde vas... para encontrar que al vivir, morir y ser enterrado bajo el cerezo que se encuentra en el jardín de la abuela no te hará uno con un mejor vecino, un mejor ciudadano, madre o padre. Pero saber que hablaste sin piedad y sufriste por ello y que en el presente lo puedes corregir, eso si vale la pena". (5753-2).
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