UN NIÑO PRODIGIO - Parte 1
(1756 - 1759)
Wolfgang Juan Crisóstomo Amadeo Mozart nació el 27 de enero de 1756, en Salzburgo, Austria. Su padre, Leopoldo, violinista, estaba al servicio del arzobispo de aquella ciudad. Se distinguía como buen maestro y, en el mismo año en que nació su hijo, publico un método titulado "Ensayo de una Escuela Fundamental del Violín", que fue considerada como una obra maestra de buen gusto y de técnica. Su madre, Anna María Pertl, era estimada por su sencillez, dulzura y buen sentido. El otro miembro de la familia, cuando Wolfgang nació, era María Anna, llamada Nannerl, de 4 años.
Sus primeros años pasaron en el cálido ambiente de su hogar amoroso en una ciudad tranquila. Dentro de la casa el padre tocaba el violín, daba clases o copiaba música. Los domingos se reunía con algunas amistades y compañeros de trabajo, quizás gustarían un vaso de cerveza y las buenas salchichas austríacas, dedicaban algún tiempo a interpretar música de cámara o a cantar los tradicionales cantos del país. Su hermana recibiría las primeras lecciones en el clavecín.
En este medio musical, el pequeño absorbía todo con anhelante empeño. Se dice que cuando no alcanzaba, por su estatura, a ver el teclado del clavecín, se estiraba hasta tocar con sus pequeñas manos las teclas, y al hundirlas, gozaba cuando sonaban agradablemente y lloraba cuando producían sonidos inarmónicos, hasta que llegó a entender que lo primero sucedía cuando quedaba una tecla intermedia, y lo segundo al tocar las dos inmediatas
Nannerl, por su parte, fue instruida musicamente por su padre, quién descubrió para su satisfacción, que ella tenía un don para música. Escribió para ella una serie de ejercicios en un cuaderno que tituló "Pour le clavecín, ce Livre appartient à Mademoiselle Marie-Anne Mozartin 1759". Esto provocó la curiosidad del pequeño Mozart de tres años de edad. Reconociendo en sus hijos habilidades especiales, Leopold empezó a consagrar esfuerzo extra a sus educaciones con un énfasis en instrucción musical. Wolfgang, sin ninguna duda, disfrutó la atención extra y el gran placer que encontró aprendiendo y agradando a su padre. Era el comienzo de una relación libre que él nunca rompería realmente y el principio de una carrera que lo consumiría totalmente.
Leopold inmediatamente empezó a orquestar una campaña mucho más ambiciosa. Su objetivo era Viena, la capital del Imperio de Habsburgo, casa de la familia imperial y uno de los mayores centros culturales de Europa. La familia salió de Salzburgo el 18 de septiembre. En septiembre del mismo año fueron a Viena. Para presentarse ante el emperador el niño vestía "un traje de fina tela color lila; de seda y del mismo color la chupa, adornada con una fila de gruesos botones de oro". (Carta de Leopoldo a su esposa).
La aparición de los niños en el Palacio de Schönbrunn el 13 de octubre fue juzgada por Leopold como un éxito aplastante. Él escribió: "Sus Majestades nos recibieron con tal gracia que, cuando yo lo cuente, las personas declararán que lo he inventado. Baste decir que Wolferl saltó en el regazo de la emperatriz, puso sus brazos alrededor de su cuello y la besó sinceramente."
Después de haber tocado, y cuando todos celebraban su habilidad extraordinaria, Mozart pidió al emperador que llamase a su maestro de capilla, Wagenseil, y una vez que éste compareció, le dijo: "Señor, voy a tocar uno de sus conciertos; tenga usted la bondad de voltearme las hojas".
Mozart sería después un huésped habitual del palacio de Schömbrunn: el emperador gozaría con él proponiéndole toda clase de problemas musicales y se le trataría con familiaridad. Se dice que un día en que jugaba junto con otros niños y niñas de su edad, en los jardines de la imperial mansión, tropezó y cayó al suelo, causando la risa y burla de todos, menos de María Antonieta, que sería después la infortunada reina de Francia, que le ayudó a ponerse de pie y aun limpió el empolvado traje que se había manchado, a lo que el niño, enjugando su llanto y besándola, le expresó su gratitud diciéndole: "Gracias, cuando sea grande me casaré contigo"
Cada aparición fue premiada y Leopold intentó colocar tantos conciertos como fuese posible. Públicos o privados, los programas podrían durar en cualquier parte, de una hora y media a tres. Dos programas por día eran la regla. Era un trabajo agotador, y los riesgos eran grandes. Esto se hizo claro dolorosamente en octubre, cuando Wolfgang se enfermó de algo diagnosticado como "sarpullido de fiebre de color escarlata". Leopold, bajo el consejo de un médico local, administró una cura que incluyó un vaso de leche, con melón y semilla de amapola. Luego de dos semanas Wolfgang estaba bien de nuevo, pero el episodio era un augurio de problemas de salud más serios por venir.
Los Mozart partieron de Viena el 31 de diciembre y llegaron a Salzburgo cinco días después.
(1763)
En julio de 1763, los Mozart emprendieron una nueva gira. Pero esta vez, Leopoldo decidió que se viajaría lujosamente, en elegante carruaje, hospedándose en buenos hoteles y huyendo de las relaciones que pudiesen comprometerlos. El niño gozaba de estos viajes con intensa alegría. Visitaron Munich, Augsburgo, Maguncia, Mannheim, Coblenza, Colonia, Aquisgrán, Bruselas, hasta que llegaron a París en noviembre de ese mismo año. En esta ciudad permanecieron algunos meses, causando, como en todas partes, una gran admiración y recibiendo numerosos agasajos. Fue allí donde se publicaron las primeras cuatro sonatas de Mozart, dedicadas a la princesa Victoirie de Francia y escribió sus primeras sinfoníass (K.16).
Ya de regreso a Salzburgo, continuó sus primeras composiciones, entre les cuales encontramos la primera parte de un oratorio, Die Schuldigkeit des ersten Gebots (La obligación del Primer Mandamiento), la ópera cómica La finta semplice, y Bastien und Bastienne, su primer singspiel (tipo de ópera alemana con partes recitadas).
(1764)
A Inglaterra llegaron el 4 de abril de 1764: igual que en Viena y París, en Londres tocaron ante la presencia del rey, Jorge III, de la reina Sofía Carlota de Mecklemburgo, y de los nobles. El hijo menor de Juan Sebastián Bach, Juan Cristián, que era maestro de la corte, propuso al niño una serie de dificultades que éste resolvió muy fácilmente.
En Londres hubieron de permanecer 15 meses por enfermedad de Leopoldo. Mozart aprovechó este tiempo dando numerosos conciertos y cultivando una estrecha amistad con Juan Cristián Bach, de quien recibió provechosas enseñanzas. "Se cuenta una bella escena en que el niño, sentado en las rodillas del maestro ante el clavecín, improvisaba alternando con él, cogiendo al vuelo su pensamiento, siguiéndolo y modificándolo a su gusto..." (Henri de Curzon: Mozart).
(1765)
Abandonaron Inglaterra el 1 de agosto de 1765. En Francia visitaron algunas ciudades, pero en Lila, hubieron de quedarse un mes por enfermedad de Mozart. Después fueron a La Haya, donde María Ana enfermó también, al mismo tiempo que su hermano recaía. Al cabo de cuatro meses volvieron a París, y de regreso a Salzburgo, donde llegaron en noviembre de 1766, pasaron por Dijon, Berna, Zürich, Ulm y Munich.
(1766)
La familia retornó a casa en 1766, pero nueve meses más tarde volvieron a salir, esta vez a Viena, donde las esperanzas de representar una ópera de Mozart se frustraron.
(1767)
En septiembre de 1767 volvieron a Viena. Pero una epidemia de viruela los hizo refugiarse en Olmütz, donde los niños contrajeron la enfermedad.
(1768)
Nuevamente en Viena, enero de 1768, Mozart recibió el encargo del emperador de escribir una ópera, "La Finta Semplice", que tuvo la virtud de desencadenar las envidias y las calumnias de esa ciudad: se decía que tal obra no había sido compuesta por el pequeño, sino por su padre. En vano Mozart trató de demostrar lo contrario prestándose a poner música a cualquier texto que se le presentase: el resultado fue que la ópera no llegó a representarse.
Otras obras fueron compuestas en el mismo año, entre ellas la ópera "Sebastián y Sebastiana", un concierto para trompeta, una Misa Solemne y una sinfonía en re menor.
Wolfgang Juan Crisóstomo Amadeo Mozart nació el 27 de enero de 1756, en Salzburgo, Austria. Su padre, Leopoldo, violinista, estaba al servicio del arzobispo de aquella ciudad. Se distinguía como buen maestro y, en el mismo año en que nació su hijo, publico un método titulado "Ensayo de una Escuela Fundamental del Violín", que fue considerada como una obra maestra de buen gusto y de técnica. Su madre, Anna María Pertl, era estimada por su sencillez, dulzura y buen sentido. El otro miembro de la familia, cuando Wolfgang nació, era María Anna, llamada Nannerl, de 4 años.
Sus primeros años pasaron en el cálido ambiente de su hogar amoroso en una ciudad tranquila. Dentro de la casa el padre tocaba el violín, daba clases o copiaba música. Los domingos se reunía con algunas amistades y compañeros de trabajo, quizás gustarían un vaso de cerveza y las buenas salchichas austríacas, dedicaban algún tiempo a interpretar música de cámara o a cantar los tradicionales cantos del país. Su hermana recibiría las primeras lecciones en el clavecín.
En este medio musical, el pequeño absorbía todo con anhelante empeño. Se dice que cuando no alcanzaba, por su estatura, a ver el teclado del clavecín, se estiraba hasta tocar con sus pequeñas manos las teclas, y al hundirlas, gozaba cuando sonaban agradablemente y lloraba cuando producían sonidos inarmónicos, hasta que llegó a entender que lo primero sucedía cuando quedaba una tecla intermedia, y lo segundo al tocar las dos inmediatas
Nannerl, por su parte, fue instruida musicamente por su padre, quién descubrió para su satisfacción, que ella tenía un don para música. Escribió para ella una serie de ejercicios en un cuaderno que tituló "Pour le clavecín, ce Livre appartient à Mademoiselle Marie-Anne Mozartin 1759". Esto provocó la curiosidad del pequeño Mozart de tres años de edad. Reconociendo en sus hijos habilidades especiales, Leopold empezó a consagrar esfuerzo extra a sus educaciones con un énfasis en instrucción musical. Wolfgang, sin ninguna duda, disfrutó la atención extra y el gran placer que encontró aprendiendo y agradando a su padre. Era el comienzo de una relación libre que él nunca rompería realmente y el principio de una carrera que lo consumiría totalmente.
Leopold inmediatamente empezó a orquestar una campaña mucho más ambiciosa. Su objetivo era Viena, la capital del Imperio de Habsburgo, casa de la familia imperial y uno de los mayores centros culturales de Europa. La familia salió de Salzburgo el 18 de septiembre. En septiembre del mismo año fueron a Viena. Para presentarse ante el emperador el niño vestía "un traje de fina tela color lila; de seda y del mismo color la chupa, adornada con una fila de gruesos botones de oro". (Carta de Leopoldo a su esposa).
La aparición de los niños en el Palacio de Schönbrunn el 13 de octubre fue juzgada por Leopold como un éxito aplastante. Él escribió: "Sus Majestades nos recibieron con tal gracia que, cuando yo lo cuente, las personas declararán que lo he inventado. Baste decir que Wolferl saltó en el regazo de la emperatriz, puso sus brazos alrededor de su cuello y la besó sinceramente."
Después de haber tocado, y cuando todos celebraban su habilidad extraordinaria, Mozart pidió al emperador que llamase a su maestro de capilla, Wagenseil, y una vez que éste compareció, le dijo: "Señor, voy a tocar uno de sus conciertos; tenga usted la bondad de voltearme las hojas".
Mozart sería después un huésped habitual del palacio de Schömbrunn: el emperador gozaría con él proponiéndole toda clase de problemas musicales y se le trataría con familiaridad. Se dice que un día en que jugaba junto con otros niños y niñas de su edad, en los jardines de la imperial mansión, tropezó y cayó al suelo, causando la risa y burla de todos, menos de María Antonieta, que sería después la infortunada reina de Francia, que le ayudó a ponerse de pie y aun limpió el empolvado traje que se había manchado, a lo que el niño, enjugando su llanto y besándola, le expresó su gratitud diciéndole: "Gracias, cuando sea grande me casaré contigo"
Cada aparición fue premiada y Leopold intentó colocar tantos conciertos como fuese posible. Públicos o privados, los programas podrían durar en cualquier parte, de una hora y media a tres. Dos programas por día eran la regla. Era un trabajo agotador, y los riesgos eran grandes. Esto se hizo claro dolorosamente en octubre, cuando Wolfgang se enfermó de algo diagnosticado como "sarpullido de fiebre de color escarlata". Leopold, bajo el consejo de un médico local, administró una cura que incluyó un vaso de leche, con melón y semilla de amapola. Luego de dos semanas Wolfgang estaba bien de nuevo, pero el episodio era un augurio de problemas de salud más serios por venir.
Los Mozart partieron de Viena el 31 de diciembre y llegaron a Salzburgo cinco días después.
(1763)
En julio de 1763, los Mozart emprendieron una nueva gira. Pero esta vez, Leopoldo decidió que se viajaría lujosamente, en elegante carruaje, hospedándose en buenos hoteles y huyendo de las relaciones que pudiesen comprometerlos. El niño gozaba de estos viajes con intensa alegría. Visitaron Munich, Augsburgo, Maguncia, Mannheim, Coblenza, Colonia, Aquisgrán, Bruselas, hasta que llegaron a París en noviembre de ese mismo año. En esta ciudad permanecieron algunos meses, causando, como en todas partes, una gran admiración y recibiendo numerosos agasajos. Fue allí donde se publicaron las primeras cuatro sonatas de Mozart, dedicadas a la princesa Victoirie de Francia y escribió sus primeras sinfoníass (K.16).
Ya de regreso a Salzburgo, continuó sus primeras composiciones, entre les cuales encontramos la primera parte de un oratorio, Die Schuldigkeit des ersten Gebots (La obligación del Primer Mandamiento), la ópera cómica La finta semplice, y Bastien und Bastienne, su primer singspiel (tipo de ópera alemana con partes recitadas).
(1764)
A Inglaterra llegaron el 4 de abril de 1764: igual que en Viena y París, en Londres tocaron ante la presencia del rey, Jorge III, de la reina Sofía Carlota de Mecklemburgo, y de los nobles. El hijo menor de Juan Sebastián Bach, Juan Cristián, que era maestro de la corte, propuso al niño una serie de dificultades que éste resolvió muy fácilmente.
En Londres hubieron de permanecer 15 meses por enfermedad de Leopoldo. Mozart aprovechó este tiempo dando numerosos conciertos y cultivando una estrecha amistad con Juan Cristián Bach, de quien recibió provechosas enseñanzas. "Se cuenta una bella escena en que el niño, sentado en las rodillas del maestro ante el clavecín, improvisaba alternando con él, cogiendo al vuelo su pensamiento, siguiéndolo y modificándolo a su gusto..." (Henri de Curzon: Mozart).
(1765)
Abandonaron Inglaterra el 1 de agosto de 1765. En Francia visitaron algunas ciudades, pero en Lila, hubieron de quedarse un mes por enfermedad de Mozart. Después fueron a La Haya, donde María Ana enfermó también, al mismo tiempo que su hermano recaía. Al cabo de cuatro meses volvieron a París, y de regreso a Salzburgo, donde llegaron en noviembre de 1766, pasaron por Dijon, Berna, Zürich, Ulm y Munich.
(1766)
La familia retornó a casa en 1766, pero nueve meses más tarde volvieron a salir, esta vez a Viena, donde las esperanzas de representar una ópera de Mozart se frustraron.
(1767)
En septiembre de 1767 volvieron a Viena. Pero una epidemia de viruela los hizo refugiarse en Olmütz, donde los niños contrajeron la enfermedad.
(1768)
Nuevamente en Viena, enero de 1768, Mozart recibió el encargo del emperador de escribir una ópera, "La Finta Semplice", que tuvo la virtud de desencadenar las envidias y las calumnias de esa ciudad: se decía que tal obra no había sido compuesta por el pequeño, sino por su padre. En vano Mozart trató de demostrar lo contrario prestándose a poner música a cualquier texto que se le presentase: el resultado fue que la ópera no llegó a representarse.
Otras obras fueron compuestas en el mismo año, entre ellas la ópera "Sebastián y Sebastiana", un concierto para trompeta, una Misa Solemne y una sinfonía en re menor.
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