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El blog de Tere

LA FAMA - Parte 2

LA FAMA - Parte 2 (1769)

Al año siguiente, 1769, el arzobispo de Salzburgo lo nombró maestro de capilla: entonces compuso otras dos misas, un Te Deum y otras pequeñas piezas. En diciembre de ese mismo año emprendió, con su padre, el viaje a Italia. Este tiene características triunfales: visitaron Verona Mantua, Florencia, Roma, Nápoles, etc.

En Milán se le brindó una recepción sin precedente; la población lo recibió con aplausos. Los maestros Sammartini, el P. Martini, lo sometieron a pruebas musicales, y al salir triunfante, todas las academias le abrieron sus puertas, los poetas le dedicaron versos, se acuñaron medallas conmemorativas, etc. Al escuchar el "Miserere" de Allegri, en la Capilla Sixtina, lo escribió de memoria y el Papa Clemente XIV, al ser enterado de esta hazaña lo hizo comparecer ante él y como reconocimiento a su genialidad le confirió la dignidad de "Caballero de la Espuela de Oro".

Luego de un descanso en Salzburgo, padre e hijo volvieron a Italia, con el cometido de conseguir un puesto fijo para Wolfgang en la corte del archiduque Fernando. Su madre, la emperatriz María Teresa se opuso.

(1770)

En 1770 le encargaron escribir la que fue su primera gran ópera, Mitridate, re di Ponto (1770), escrita en Milán. Con esta obra, su reputación como músico se hizo aún más patente. Fue representada 20 noches consecutivas con gran éxito.

Volvió a Salzburgo en 1771. De los años inmediatamente posteriores datan los primeros cuartetos para cuerda, las sinfonías K.183, 199 y 200 (1773), el concierto para fagot K.191 (1774), las óperas La finta giardiniera e Il re pastore (1775), diversos conciertos para piano, la serie de conciertos para violín y las primeras sonatas para piano (1774-75).

En el verano de 1773 realizaron otra visita a Viena, probablemente buscando un puesto en la corte, y Mozart escribió allí un grupo de cuartetos de cuerdas, mientras que al retornar a Salzburgo compuso algunas sinfonías, entre otras las sinfonías números 25 y 29.

Mozart permaneció en Salzburgo desde 1774 a mediados de 1777, trabajando como Konzertmeister en la corte del Príncipe Arzobispo. Sus obras para esos años incluyen misas, sinfonías, todos sus conciertos para violín, seis sonatas para piano, varias serenatas y divertimentos, así como su primer gran concierto para piano, el K.271.

(1777)

En 1777 la familia Mozart, viendo limitadas oportunidades en Salzburgo para un compositor tan altamente talentoso, resolvieron buscar para Wolfgang un puesto en otro lugar. Fue enviado, con su madre, a Munich y Mannheim, pero no encontró ninguna vacante (aunque la estadía de cuatro meses en Mannheim resultó en composiciones para flauta y para piano, así como el inicio de su amor por Aloysia Weber).

Su padre entonces le envió a París, donde tuvo un pequeño éxito con su Sinfonía N°31 y el ballet "Les Petits Riens". Pero los prospectos seguían siendo pobres y Leopold ordenó el retorno a casa cuando logró un mejor puesto en la corte. Wolfgang retornó lentamente y solitario, ya que su madre falleció en París.

(1778)

La muerte de su madre en la capital francesa en 1778, el rechazo de Aloysia Weber -después del segundo encuentro de Mozart con la familia- y el menosprecio de los aristócratas para los que trabajaba, hicieron que los dos años transcurridos entre su llegada a París y el retorno a Salzburgo en 1779 fueran un periodo muy difícil en su vida.

Durante los años siguientes compuso misas, las sinfonías K.318, 319 y 338 y la ópera Idomeneo, re di Creta (Munich, 1781), influida por Gluck pero con un sello ya totalmente propio.

(1779 - 1780)

Los años 1779 y 1780 transcurrieron en Salzburgo, tocando en la catedral de la corte, componiendo obras sacras, sinfonías, conciertos, serenatas y música dramática. Pero la ópera siguió estando en el centro de sus ambiciones, y surgió la oportunidad de escribir una obra seria para Munich, viajando a esta ciudad para componerla a fines de 1780.

Su correspondencia con Leopold, a través del cual se comunicaba con el libretista en Salzburgo, reveló muchos detalles sobre su acercamiento al drama musical. La obra, Idomeneo, fue todo un éxito, conteniendo música de una seriedad, emoción heroica y riqueza sin paralelo en su producción, con una escritura orquestal vivaz y una abundancia de recitativos orquestales profundos y expresivos.

Entonces Mozart fue requerido en Viena, ya que la corte de Salzburgo estaba residiendo allí por la próxima ascensión de un nuevo emperador, pero una vez que llegó a la capital fue ubicado entre los cocineros y los sirvientes. Tal situación le afectó, más aún sabiendo del éxito que había logrado en Munich, y pronto se acrecentó su resentimiento hacia el Príncipe -Arzobispo, lo que se exacerbó al no permitírsele tocar en los eventos a los cuales asistía el emperador.

(1781)

En 1781, Mozart rompió sus relaciones laborales con el príncipe-arzobispo de Salzburgo y decidió trasladarse definitivamente a Viena. Allí compuso el singspiel Die Entführung aus dem Serail (El rapto en el serrallo), encargado en 1782 por el emperador José II.

Se contentó con trabajar por su cuenta en una ciudad que aparentemente ofrecía oportunidades ilimitadas, y para sobrevivir económicamente, enseñaba, publicaba su música, tocaba en casas aristócratas o en público y componía a pedido (sobre todo óperas).

Por encargo del emperador compuso en 1781 la ópera "Un rapto en el serrallo", pero su estreno en Viena fue acogido con frialdad. El propio emperador le dijo a Mozart: "Es demasiado hermosa para nuestros oídos, verdaderamente encuentro que hay demasiadas notas". A lo que el compositor repuso: "Exactamente no hay más que las necesarias". Pero fuera de Viena alcanzó muchas alabanzas y aplausos: Goethe dijo de ella, "Esta ópera destruye todo lo que se ha realizado".

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