Una rápida reunión
Una rápida reunión en Sanborns e intercambio de bromas ligeras. Impera el respeto, todavía no estamos muy familiarizados entre nosotros.
Tratamos el tema, el negocio puede funcionar. Los cuatro lo consideramos así pero, como siempre sucede, hay todo tipo de opiniones y además, existe cierta tendencia en abandonar el tema central.
Me gusta ser la única mujer del grupo. Esto confirma lo que yo bien sé: me llevo infinitamente mejor con los hombres. Su lógica es plana, directa y de trazo sencillo. Es fácil lidiar con la mayoría de ellos, hay que ir directo, al punto (estos son negocios, no lo olviden) y con palabras sencillas. Nada rebuscado es lo mejor.
Cuando el punto tendió a esfumarse de nuevo (durante el inicio de la segunda hora de la reunión), hice la pregunta clave: "Bueno, señores, estamos aquí en el entendido de que somos cuatro, de que invertiremos cuatro y de que las ganacias se dividirán entre cuatro. ¿Es necesario un convenio, contrato o acuerdo por escrito?".
Los desconcertó un poco la pregunta. J.A., el mayor de todos dijo que sí. Javier titubeó pero enseguida negó la necesidad. Hugo se quedó callado. Ahí aproveché para explicar: "Entiendo que estoy entre gente de palabra, pero fue necesario hacer esta pregunta". J.A. enseguida sugirió que podríamos escribir algo sencillo que incluyera nuestros nombres y nuestro compromiso laboral. Yo acepté. Javier y Hugo terminaron por asentir. J.A. se encargará de redactarlo. El resto de nosotros tenemos también tarea para la próxima reunión.
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Hoy murió un amigo pero su muerte ya estaba más que anunciada. Le deseo una rápida transición al mundo de los que prefieren aferrarse a la vieja y cómoda fórmula, a prueba de inseguridades mayores y gastada. ¡Ah! Y la mejor de las suertes, la va a necesitar. R.I.P.
Tratamos el tema, el negocio puede funcionar. Los cuatro lo consideramos así pero, como siempre sucede, hay todo tipo de opiniones y además, existe cierta tendencia en abandonar el tema central.
Me gusta ser la única mujer del grupo. Esto confirma lo que yo bien sé: me llevo infinitamente mejor con los hombres. Su lógica es plana, directa y de trazo sencillo. Es fácil lidiar con la mayoría de ellos, hay que ir directo, al punto (estos son negocios, no lo olviden) y con palabras sencillas. Nada rebuscado es lo mejor.
Cuando el punto tendió a esfumarse de nuevo (durante el inicio de la segunda hora de la reunión), hice la pregunta clave: "Bueno, señores, estamos aquí en el entendido de que somos cuatro, de que invertiremos cuatro y de que las ganacias se dividirán entre cuatro. ¿Es necesario un convenio, contrato o acuerdo por escrito?".
Los desconcertó un poco la pregunta. J.A., el mayor de todos dijo que sí. Javier titubeó pero enseguida negó la necesidad. Hugo se quedó callado. Ahí aproveché para explicar: "Entiendo que estoy entre gente de palabra, pero fue necesario hacer esta pregunta". J.A. enseguida sugirió que podríamos escribir algo sencillo que incluyera nuestros nombres y nuestro compromiso laboral. Yo acepté. Javier y Hugo terminaron por asentir. J.A. se encargará de redactarlo. El resto de nosotros tenemos también tarea para la próxima reunión.
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Hoy murió un amigo pero su muerte ya estaba más que anunciada. Le deseo una rápida transición al mundo de los que prefieren aferrarse a la vieja y cómoda fórmula, a prueba de inseguridades mayores y gastada. ¡Ah! Y la mejor de las suertes, la va a necesitar. R.I.P.
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